¿Ves algo raro en esta foto?
Es inadecuado, dañino y desordenado darle a los niños y niñas roles y situaciones que no corresponden a su edad ni a su lugar en el árbol familiar.
Los niños no usan tacones ni ropa “sexy”. Los niños no “salen a una cita” con el futuro esposo de mamá para sentirse “tomados en cuenta”. Los niños no tienen que conocer detalles de la relación amorosa de los padres, ya sea que se encuentren juntos o separados. Los niños no tienen que elegir entre amar a un progenitor o a otro. Tienen el derecho a amar a ambos padres sin cargar la historia de pareja de los padres. Los niños no son confidentes ni depositarios de las emociones de los padres. Los niños no deben tener acceso a la vida y a la actividad sexual o erótica de los padres. Los niños no tienen que cargar con la responsabilidad de tomar decisiones sobre la vida de los padres, sus relaciones de pareja o situaciones familiares. Los niños no tienen que elegir si es “mejor o peor” la familia paterna o materna. Ambas son su árbol genealógico y pertenecen a ambas raíces. Los niños no tienen que conocer o decidir sobre temas económicos de la familia o recibir dinero a cambio de quehaceres domésticos, con la expectativa de que aprenda ahorrar o a valorar el dinero. El sexo, el trabajo y el dinero son temas de adultos, no de niños.
Y así la lista es inagotable.
Hay muchas formas, cotidianas y sutiles, en que colocamos a los niños en un lugar que no les corresponde en la jerarquía familiar.
En muchas ocasiones, la intención es buena o no malintencionada. Ello no evita el daño psicológico a corto, mediano y largo plazo.
Es cierto que en este tema se desconoce la importancia del respeto a la integridad mental y física de los menores. La ignorancia es, además, heredada por generaciones. Y aunque las acciones no sean deliberadas, se pagan con la estabilidad emocional del menor.
Nuestra obligación como adultos/padres responsables es cuidar el estado de salud emocional de nuestros hijos, como un tesoro que asegurará un mejor desarrollo en su personalidad, ya sea en la autoestima, su autoconcepto o sus relaciones.
Hagamos consciencia desde el orden familiar.
Pregúntate si eso que vas a hacer o decir frente a tus hijos le corresponde recibirlo de acuerdo a su edad, si es un tema que le pertenece o le aporta algo.
En muchas ocasiones es a nosotros los adultos a quienes nos conviene que el menor tome partido por nosotros y nos apoye, sin embargo los hijos no están para apoyarnos o vivir nuestras situaciones de adultos. Darles esa carga se llama ABUSO EMOCIONAL.
Quizá nosotros los adultos también fuimos abusados [física, moral o emocionalmente] y por ello no nos es posible detectar el abuso que nosotros cometemos, pues ABUSO NO SANADO SE REPITE.
Consciente de la importancia del tema y de lo urgente que es cuidar a nuestros hijos y también mirando el dolor inconsciente, no visto o resuelto que tenemos desde nuestra infancia, en amor te abrazo y deseo que te acerques a un profesional de la salud a solicitar asesoría para acompañar a tus hijos a desarrollar su ser en amor y respeto.
Ellos, tú y tu niño interior necesitan ser vistos desde el orden amoroso que edifica un ser humano pleno y feliz.
Padres sanos acompañan a hijos sanos.
¡Vivan los niños y sus padres conscientes!
Te acompaño.
MI MISIÓN ES TU EVOLUCIÓN
